Procesión de los Negros, en Bonilla de la Sierra (Ávila).

Procesión de los Negros, en Bonilla de la Sierra (Ávila). Ayuntamiento Bonilla de la Sierra

Ávila

La peculiar Semana Santa de un pueblo de CyL que asombra a National Geographic: solo procesionan tres personas

Es, quizás, la menos multitudinaria del país. Un aspecto que le dota de peculiaridad y singularidad, destacando por la solemnidad y austeridad del acto.

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Lejos de los focos, de las multitudes y de las aglomeraciones, hay quienes viven la Semana Santa en la más absoluta intimidad. Sin las grandes obras de imagineros de relumbrón y cofradías con centenares de participantes, hay pueblos que cautivan por el minimalismo de sus exposiciones. Y es el caso de uno de Castilla y León, que ha sorprendido a la revista National Geographic.

Tanto es así, que la publicación ha dedicado un artículo a la Semana Santa de este municipio, ubicado en la provincia de Ávila. De algo menos de 200 habitantes, Bonilla de la Sierra puede presumir, primero, de haber asombrado a National Geographic. Y segundo, de contar con una de las procesiones más peculiares de nuestro país.

No por la grandiosidad de la puesta en escena o de sus obras. Sino por todo lo contrario. Conocida como la 'Procesión de los Negros', su singularidad parte de que únicamente solo hay tres personas participando.

Tiene lugar en la noche del Jueves Santo, para dar paso al Viernes Santo y supone un momento de auténtico recogimiento y devoción por la fe de Cristo. Tres participantes. Tres instrumentos. Vestidos de negro. Y nada más.

No existen ni las aglomeraciones ni las multitudes. Aunque sí es cierto que son varios los vecinos y turistas los que se acercan a disfrutar de este acto en Bonilla de la Sierra.

Acompañados por sus instrumentos, que hacen sonar durante el itinerario establecido, los penitentes recorren las calles. Pero no lo hacen juntos, además, sino que van por separado.

Separados por 30 metros, cada uno va saliendo una vez el antecesor pisa la calle nada más abandonar la iglesia. Lo hacen lento, convirtiéndose en los auténticos protagonistas de todas las miradas de la solemne madrugada.

La esquila, el fagot y el tambor son los tres instrumentos que portan cada uno de ellos y que ponen la melodía a lo largo del recorrido. Este tiene dos versiones, uno corto y otro largo, que varía en función de la climatología del momento.

Al día siguiente, los tres protagonistas repiten la acción tras el Vía Crucis, anunciando la muerte de Cristo. Tras ello, desde la humildad, acompañan al Santo Sepulcro, junto al resto de la población y ya a cara descubierta.

Bonilla de la Sierra, además, no es ejemplo solo de la Semana Santa más rural, tal y como presumen, sino que también puede alardear de ser la primera localidad de la provincia en sumarse a la red de los Pueblos Más Bonitos de España.