El talento interior bruto (PIB) es la nueva métrica que redefine el valor de un territorio en base al valor del capital humano en un contexto donde la automatización y la inteligencia artificial están transformando el mercado laboral.
No se trata de medir solo la atracción o retención de talento sino de comprender y potenciar aquellas habilidades humanas que no pueden ser replicadas por la tecnología. Este concepto rompe con las mediciones tradicionales del talento al centrarse en la capacidad de adaptación la creatividad y el pensamiento crítico elementos esenciales en la economía del conocimiento.
Este trabajo que he desarrollado ha sido impulsado por la Fundación Impulsa Talentum en colaboración con el economista Oriol Amat y se ha publicado en el marco de un monográfico de talento de la revista de contabilidad y dirección con el objetivo de proporcionar un marco que ayude a empresas instituciones y gobiernos a comprender y fomentar el talento en un mundo digitalizado y en constante evolución.
Para ello proponemos cinco pilares fundamentales que sostendrán la nueva economía y sobre los cuales se debe construir el futuro del talento en nuestro país. El primero son las habilidades humanas irremplazables poniendo énfasis en aquellas capacidades que la inteligencia artificial no puede reemplazar como la creatividad, el pensamiento crítico, la empatía y la inteligencia emocional como activos estratégicos en un mundo donde las máquinas pueden ejecutar tareas repetitivas con mayor eficiencia que los humanos.
El segundo es la educación adaptativa y permanente porque el aprendizaje continuo ya no es una opción sino una necesidad. La formación tradicional basada en títulos rígidos debe evolucionar y coexistir con modelos flexibles y personalizados donde el aprendizaje adaptativo permita a los trabajadores adquirir nuevas competencias a lo largo de su vida profesional. La combinación de conocimientos técnicos con habilidades blandas será determinante para mantener la competitividad en el entorno digital
En tercer lugar, las empresas y organizaciones que generen entornos para potenciar el talento interno. La capacidad de una empresa para innovar dependerá de su habilidad para desarrollar y incentivar a profesionales con un talento interior bruto alto fomentando la creatividad la colaboración y la adaptabilidad.
Además, los gobiernos tienen un papel crucial en la creación de ecosistemas que favorezcan el desarrollo del talento. Es imperativo diseñar políticas que incentiven la formación continua, la movilidad laboral y la inversión en capital humano. En lugar de centrarse únicamente en la atracción de talento externo las políticas públicas deben enfocarse en fortalecer y optimizar el talento local asegurando su integración en la economía digital
Por último y no menos importante, la capacidad de reinventarse es esencial en la nueva economía que debe consolidar una cultura de innovación donde el error sea parte del aprendizaje y el emprendimiento se impulse como una vía legítima de crecimiento. La resiliencia ante los cambios del mercado y la rapidez para adaptarse a nuevas realidades serán determinantes para el éxito de individuos y organizaciones.
El talento interior bruto no es una métrica más es una nueva forma de entender el capital de un país, basado en el capital humano, en un mundo en constante evolución. La inteligencia artificial y la automatización pueden transformar la economía, pero el verdadero diferencial seguirá siendo el talento humano siempre que sepamos identificarlo, potenciarlo y adaptarlo a los desafíos del futuro.
Más allá de las cifras y los índices tradicionales el talento interior bruto se convierte en una herramienta clave para medir y potenciar el talento en la era digital, porque el futuro no pertenece a quienes tienen más recursos sino a quienes saben aprovechar mejor su talento interior.
PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.
*** Áurea Rodríguez es experta en estrategia de innovación.