
Íñigo Alli, miembro de SpainNAB y director comercial de ILUNION.
Cuatro claves políticas y tres reflexiones sociales
El mundo que hemos conocido hasta ahora ¿ha llegado a su fin?, ¿llega un nuevo mundo cada mañana cuando nos despertamos con las bravuconadas de Trump o las decisiones del déspota ruso? Pareciera que sí pero ¿realmente es así?.
La sociedad vive tiempos complejos ¿cuándo no lo fueron? Algunas claves políticas:
Primero, aceleramos hacia un orden mundial nuevo. Hasta hace bien poco el epicentro social, cultural, económico y político se centraba en Occidente – algunos le han llamado atlantismo -.
Lo que nadie puede dudar es que el giro del planeta se ha fijado en el Índico con lo que todo ello supone: el fin de un mundo bipolar tras la segunda gran guerra hacia un modelo polipolar donde China, India y algunos países africanos van adquiriendo una extraordinaria relevancia.
Se acabó el "rescate" del mundo, las visiones y las justificaciones occidentalizadas. Llega un sistema donde cada eje deberá defender su modelo de sociedad, sus valores, sus territorios, sus empresas, su tiempo y, por tanto, sus políticas.
El poder del dinero… y del dato
Olvidamos ingenuamente que países que se presentan como democracias están dirigidas desde la distancia por los capitales del petróleo en Moscú y de la inversión deshumanizada que financia campañas electorales al otro lado del Atlántico: oligarquías de ricos que buscan y encuentran enemigos para elevar la bandera del nacionalismo patriota mientras lideran un nuevo modelo del capital de la vigilancia sobre la ciudadanía.
Michael Ignatieff, pese a todo, en una entrevista para la revista Ethic afirmaba que “'desconfío de nuestra tendencia, cada vez que hay un cambio, a pensar que el pasado ha desaparecido por completo'.
Relatos encarados
Otro proceso ha incrementado exponencialmente su velocidad: la previsibilidad de los comentaristas de la historia contemporánea. Resulta insoportable la justificación ideologizada a uno y otro bando de ensayistas e intelectuales de los acontecimientos políticos diarios, tanto como la falta de memoria del recorrido de la historia de la humanidad en la lucha por el poder. Trump, Putin y muchos líderes sociópatas son hijos de radicalismo pero no tienen la patente de la catálisis del mundo. Otros tantos les precedieron, más silenciosamente si quieren, también rodeados de aplaudidores. Como mucho los actuales lo aceleran.
Europa
El mundo ha dejado de escuchar la música que Europa emite y de leer los libros de sus expertos y líderes. Pero no olvidemos jamás que Europa es la civilización de los Derechos Humanos. Aunque en este momento para preservarlos y para preparar la paz deba armarse para defender sus valores.
Y mientras todo esto y mucho más sucede hemos dejado de poner el foco en la enfermiza desigualdad mundial por concentración en unas pocas megafortunas o del colapso que sufre la naturaleza por nuestra propia acción…
Me aventuro a lanzar tres reflexiones:
Otro modelo de economía es posible
Sigamos apostando en nuestro entorno europeo en una economía que de relevancia a la generación de riqueza en el mismo plano de simetría que la construcción de resortes sociales de apoyos a las personas más vulnerables. Una economía que, pese al escenario antes descrito, siga desarrollando transformaciones para dar soluciones a los retos hacia la inclusión, la diversidad, la equidad y el compromiso con nuestro planeta. Que contagie a otros hacia cambios sistémicos.
El proyecto Omnibus que parece que aprobará el Parlamento Europeo en breve aparenta un paso atrás en el marco ESG para las empresas. Sin embargo, los ciudadanos europeos seguimos siendo el motor de la sostenibilidad y del triple impacto. Profundicemos más en el encuentro de la empresa y la gestión pública.
Protejamos a las personas más vulnerables
Entendamos que todos pasaremos por procesos que nos harán depender del sistema de apoyos. Entendamos que la fragilidad de la vida es el lugar donde encontramos nuestro fortalecimiento para encarar los retos vitales. Dejemos que los de siempre sigan sufriendo de las próximas crisis que viviremos. En especial en el nuevo orden mundial que viviremos.
Desarrollemos el espíritu crítico humanista. Acabaré con dos citas. La primera de Michel de Montaigne quien defendió que "dudar es estar a salvo". Y con Victoria Camps y su delicioso libro El elogio de la duda con una frase que me recuerda a algunos afiliados de partidos políticos y sus voceros: “el fanático jamás duda”.
***Íñigo Alli es miembro de SpainNAB y director comercial de ILUNION.