Ursula von der Leyen y Donald Trump, durante una reunión en el foro de Davos en enero de 2020

Ursula von der Leyen y Donald Trump, durante una reunión en el foro de Davos en enero de 2020 Comisión Europea

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La UE usa el palo y la zanahoria con EEUU: estudia represalias mientras se abre a comprar más gas para reducir los aranceles

El equipo de Von der Leyen se resiste a activar el nuevo bazuca comercial que permitiría golpear a los gigantes tecnológicos estadounidenses.

Más información: La UE excluye al bourbon de las sanciones contra EEUU para que Trump no suba más los aranceles al vino

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Bruselas recurre a la estrategia del palo y la zanahoria para responder a la guerra comercial de Donald Trump. La Comisión de Ursula von der Leyen tiene previsto presentar la semana que viene una nueva ronda de represalias contra Estados Unidos, que se activaría en mayo si Trump no accede a sentarse a la mesa de negociación para buscar una solución negociada a la guerra comercial que él mismo ha desencadenado. Las nuevas contramedidas serían la respuesta europea a las tasas del 25% contra los coches europeos y a los denominados "aranceles recíprocos" generalizados del 20% contra el resto de productos comunitarios.

Al mismo tiempo, el Ejecutivo comunitario ha reiterado su oferta de diálogo a Estados Unidos. La UE está dispuesta a rebajar a cero los aranceles a los productos industriales, empezando por los coches, siempre que Washington haga lo mismo. Además, Bruselas ha reiterado que podría aumentar las compras de gas natural licuado de EEUU, tal y como reclama Trump. Una oferta que ya ha hecho en el pasado, pero que no ha servido para nada.

La primera tanda de represalias de la UE contra EEUU entrará en vigor el próximo lunes 14 de abril y cubre únicamente los aranceles de Trump contra el acero y el aluminio europeos, que entraron en vigor a mediados de marzo. Bruselas ya ha circulado entre las capitales la 'lista negra' de productos estadounidenses que serán golpeados con un recargo del 25%. De la relación final se ha excluido al bourbon a petición de Francia, Italia e Irlanda, ya que el presidente de Estados Unidos había amenazado con un recargo del 200% al vino europeo si el whisky entraba en las sanciones europeas.

Esta primera tanda de sanciones se someterá a votación de los Estados miembros el miércoles, pero saldrá adelante pese a las dudas de países como Italia y Hungría -muy próximos a Trump- ya que se requeriría una mayoría cualificada para tumbarla. En principio afectaba a productos estadounidenses por valor de 26.000 millones -cifra equivalente al valor del acero y aluminio europeo afectado-, pero al final Bruselas ha decidido reducir la lista para evitar una mayor escalada. Además, la entrada en vigor se hará en dos fases: la primera el 14 de abril y la segunda el 14 de mayo.

La segunda ronda de represalias será mucho más potente, ya que los aranceles de Trump a los coches afectan a importaciones europeas por valor de 66.000 millones de euros, mientras que la tarifa plana del 20% golpea a productos comunitarios por valor de 290.000 millones de euros.

El portavoz de Comercio del Ejecutivo comunitario, Olof Gill, ha confirmado que la nueva propuesta de Bruselas llegará "a princios de la semana que viene". Después se someterá a consulta con los Estados miembros y todas las industrias afectadas, antes que empiece a aplicarse, probablemente en mayo, si la negociación con Trump fracasa.

Sin embargo, no hay acuerdo entre las capitales sobre el grado de intensidad que debe adoptar esta segunda respuesta. Algunos países como Francia, Alemania o también España, abogan por activar el nuevo bazuca comercial de la UE, el denominado Instrumento Anticoerción, que permitiría castigar no sólo a las mercancías estadounidenses, sino también a los servicios, empezando por las grandes tecnológicas.

Otros países como Italia, Lituania o Irlanda se resisten a presionar el botón nuclear. El portavoz de Comercio ha señalado que se trata de un arma de disuasión y que Bruselas todavía espera no tener que dispararla, sino que sigue apostando por una solución negociada. "El gran bazuca aún está sobre la mesa, pero esperamos no tener que usarlo porque estamos intentando evitar un big bang. Simplemente estamos diciendo que está aquí, pero no tenemos que usarlo: hablemos", ha dicho el portavoz.

No obstante, Gill ha dicho que la UE no está dispuesta a rebajar sus estándares fitosanitarios o en materia de lucha contra el cambio climático, que Trump también considera barreras no arancelarias que frenan el comercio. De hecho, el presidente de Estados Unidos ha repetido este lunes que la oferta de Bruselas de bajar a cero los aranceles a los productos industriales no es suficiente, porque no aborda el resto de barreras, entre las que Washington incluye cuestiones como el IVA, la tasa Google o las multas a las plataformas por prácticas monopolísticas.

En cuanto al gas natural licuado, la Comisión ha recordado que la UE ya compra a EEUU la mitad de su suministro y está dispuesta a aumentar esta cuota para sustituir las importaciones procedentes de Rusia. No obstante, también ha dejado claro que los europeos apuestan por diversificar el suministro para no depender exclusivamente de un único proveedor.

"La mitad de nuestro GNL ya viene de Estados Unidos. Y de cara al futuro estamos dispuestos a trabajar con la administración Trump. Estamos dispuestos a discutir y negociar. Lo importante para nosotros es mantener la diversificación de nuestras fuentes de energía. Estamos colaborando con otros socios internacionales también. Queremos evitar un exceso de dependencia respecto a un único proveedor", ha dicho la portavoz de Energía, Anna-Kaisa Itkonen.