
El padre Bustillo, en el momento de ser nombrado cardenal por el Papa Francisco.
¿Un Papa de Pamplona? El cardenal Bustillo, admirado por Francisco y por Macron, y un fenómeno mediático en Francia
Francisco Javier Bustillo, "monsieur François Bustillo" en Francia, donde es obispo, era uno de los hombres de confianza de Bergoglio.
En Francia, pese a ejercer su cargo en Ajaccio (Córcega), es todo un fenómeno mediático. Lo llaman "el próximo Papa".
Más información: Francisco, el Papa de los pobres que hizo del Vaticano una Iglesia global.
–Le gusta mucho la chistorra.
–¿Está usted seguro?
–Ya lo creo.
–¿Y Osasuna?
–También, también.
Es la prueba definitiva. Aparece en una conversación con un viejo amigo de nuestro personaje, el cardenal Francisco Javier Bustillo. El hombre que hace soñar a Pamplona, a su Pamplona, con un Papa.
Sería como ganar la guerra carlista por goleada y en el partido de vuelta. Casi doscientos años después. Osasuna no ganará la Liga este año, pero puede gobernar el Vaticano.
El padre Bustillo, al que le gusta la chistorra, es todo un fenómeno mediático en Francia, donde ejerce como obispo de Ajaccio, en la isla de Córcega.
Caballero de la Legión de Honor, lo admiraba el recién fallecido Francisco y lo admira Macron, que lo visitó en su palacio arzobispal para sorpresa de la sociedad francesa, tan laica y secularizada.

El cardenal Bustillo saluda al Papa Francisco en uno de sus encuentros. Cedida
Pese a su liderazgo insular –su labor se circunscribía a esa pequeña isla del Mediterráneo– lo entrevistan desde hace años periódicos y televisiones nacionales. Y lo van definiendo así, como un "próximo Papa". Casi seguro que no el siguiente, el que viene ahora, porque el padre Bustillo nació en Pamplona... en 1968.
Como lo que va a decir es muy franco, otro viejo amigo de Bustillo nos explica sin revelar su nombre: "Existe un acuerdo tácito. Los Papas recién elegidos no pueden tener menos de 70 años. A lo sumo, 65. Porque se buscan papados de quince años a lo sumo. ¡El padre Bustillo tiene sólo 56! ¡Es un chavalico!".
Sin embargo, sí influirá en la elección porque tiene voto, discurso e influencia sobre sus compañeros. Al tener nacionalidad francesa y haber crecido allí, así lo considera el Vaticano: su voto será francés, y no español.
No pasa nada. Un rey navarro, para gobernar Francia, tuvo que decir: "París bien vale una misa". Pero era navarro.
¿Por qué no vamos a soñar? ¡Qué importa la edad! Un dato para la esperanza: Bustillo se enteró de que lo hacían cardenal un 9 de julio de 2023, en plenos sanfermines. Y le preguntaron en Diario de Navarra por la túnica: "¿Cómo irás vestido a Roma?". Dijo: "Para un navarro, no es raro ceñirse una faja roja". Si el santo morenico echa un capote, Bustillo será papa y no sólo sacerdote.
Lo de la chistorra era para nosotros muy importante porque había que comprobar la verdadera navarridad de un hombre que dejó su tierra natal siendo prácticamente un niño. Efectivamente, es un navarro de verdad, como las cadenas tomadas cual trofeo por el rey Sancho en la batalla de las Navas de Tolosa.
Pero antes de explicar por qué Paris Match, Liberation y France 2 han acabado apodándolo "próximo Papa", empecemos por el principio. Por Pamplona. Lo dijo Gustavo de Maeztu: "¡Pamplona es más grande que Jerusalén!".
Los orígenes
Creció el pequeño Francisco Javier en una familia de Arre, en el valle de Ezcabarte. Padre militar, madre ama de casa, hijo sacerdote. Encaja con lo que decía Baroja de esa tierra: "¡Están llenos de cleromilitarina!". Le pusieron el nombre del jesuita hoy patrón de la Comunidad Foral.
Con diez años, entró en el seminario menor de Elizondo, en el Valle del Baztán. Si en 1978, con sólo diez años entrabas en el seminario, tenías un 95% de probabilidades de ser navarro.
Quiso ser franciscano. Porque los franciscanos –nos cuentan que cuenta él a quien le pregunta– son los poetas de la iglesia, los creativos. Y se unió a ellos en Padua (Italia), porque de allí dependía su seminario navarro, con profesión solemne en 1992. Después, se ordenó en 1994.
"Lo de los franciscanos también es espiritualidad profunda; no son sólo los pajaritos", es una frase muy típica del cardenal Bustillo.
Nos pide otro amigo suyo, compañero de orden, que remarquemos: "Es conventual franciscano".
–¿Por qué quiere remarcarlo?
–Porque somos una cosa muy pequeñica, tiene mucho mérito, hombre.
Su maestro le dijo que lo quería en Francia, más que en Italia. Y se fue para allá. Año 1997, Tolouse, ya estaba licenciado en Teología. Cofundó el convento de Narbona y comenzó a ascender. Primero dentro de la orden y después fuera.
–Pero, ¿por qué ascendía tanto el cardenal navarrico? ¿Qué tiene?
–Pues ya sabe usted... Primero un puesto, luego otro, luego otro, luego otro... Y pa cuando te das cuenta, pues obispo y cardenal. Le quieren mucho las cámaras y las redes sociales –nos dice un compañero de hábito.
Al padre Bustillo, "monsieur François-Xavier", lo normal es verle con el hábito de franciscano y las sandalias de pescador. Conduce un pequeño Renault Clio al que define como "su ermita". Va a toda leche el Clio del padre Bustillo.
Fue a entrevistarlo un periodista de Liberation y se quedó acoj... acongojado. Le contó Bustillo –los navarros van así, de frente– que le habían quitado algunos puntos del carné por exceso de velocidad.
Entre esos cargos que le iban asignando, destaca el de delegado para la protección de los menores y los vulnerables en Lourdes, lugar de peregrinación. Allí, con su facilidad de palabra y su telegenia, el padre Bustillo se hizo estrella. Empezó lo de los selfis.
Son selfis casi siempre con gente más bajita que él. Le pasa como a Felipe VI. Tiene Bustillo estatura de jugador de baloncesto, de general Zumalacárregui. Aunque sus deportes favoritos son el tenis –dicen que juega muy bien– y la natación en el mar.
Sus libros también le sirven como percha de aparición en los medios. Resulta meritorio por el ya mencionado carácter anticlerical de Francia. Él mismo lo llama desacomplejadamente "territorio hostil".
Pero Córcega es distinto. En Córcega, el 90% de la población es católica. Y allí se ha instaurado una mesiánica "bustillomanía". La fascinación de los corsos por un cura ha sido otro de los intereses mediáticos en París.
Para la ceremonia de investidura como cardenal, se plantaron casi mil corsos en Roma de manera espontánea. La conexión de Bustillo con los isleños –Córcega tiene 350.000 habitantes– es muy genuina. Conecta con sus reivindicaciones culturales propias, con sus deseos de autonomía.
Macron lo visitó y, después de su reunión mano a mano, anunció una ampliación de la autonomía para Córcega. ¡Ni que Bustillo fuera Puigdemont y Macron San Pedro... Sánchez!

Macron y el cardenal Bustillo, antes de su reunión. Cedida
Las reflexiones del padre Bustillo le hacen entrevistado interesante para los laicos. Uno de sus libros fue prologado por el Papa Francisco, después de que éste regalara uno anterior a todos los participantes en la Misa Crismal.
Así fue el flechazo. El Papa leyó el libro del padre Bustillo sobre el sacerdocio; un tratado que reclama una vuelta a los orígenes, al sacerdote-apóstol que está en las calles y no dentro de los templos. Le encandiló y así se fraguó un amor que acabó cardenalicio.
Otro de sus últimos ensayos, por cierto, consiste en una conversación con Edgar Peña Parra, el número tres del Vaticano. Más poder.
La política
–Pero, políticamente, ideológicamente, ¿el padre Bustillo se parece al Papa Francisco? –acudimos de nuevo a nuestras fuentes, los dos sacerdotes amigos del cardenal navarrico.
–No, no. El padre Bustillo es más centrado, menos progresista. Pero comparten el furor popular, el devolver la Iglesia a la calle. La piedad popular. "Una Iglesia que haga soñar, no llorar", suele decir.
Los medios franceses, más directos, cuentan que al padre Bustillo esas cosas que decía Francisco de bendecir parejas homosexuales y estudiar el sacerdocio femenino le suenan raras.
La señal más evidente de la complicidad entre el Papa Francisco y el cardenal Bustillo pudimos verla hace unos meses, en diciembre de 2024. Bustillo invitó a Francisco a Córcega para que participara en unas jornadas tituladas "Religiosidad popular en el Mediterráneo".
Se trataba de mezclar a los obispos con el pueblo llano, con sus tradiciones, con sus canciones. A Francisco le gustó mucho la idea. Era estar con la gente de la calle, lejos de la pompa, el lujo y los uniformes.
Pero había un problema.
Una semana más tarde, se abría de nuevo al público Notre Dame después de tanto tiempo cerrada por el incendio. Macron había montado una ceremonia con muchos primeros ministros y mucho boato. El presidente de la República quería al Papa entre los asistentes. Pero al Papa le seducía mucho más la propuesta de su amigo Bustillo. Y se fue a Córcega, previo escándalo mediático nacional.
Ahora, vaya casualidad, acaba de ser el cardenal Bustillo quien ha oficiado una misa en Notre Dame.
Terminaba Liberation una de sus crónicas: "Córcega tuvo un emperador. Ahora sueña con tener un Papa". ¡Qué coño, Córcega! Lo tendrá Pamplona.